
Hace una semana (el lunes a las cuatro de la mañana para ser exacta) me despertó un fuerte dolor de garganta, me levanté, busqué un frasco de analgésico del cual saqué dos tabletas y me las tomé, me acosté de nuevo y por la mañana el dolor había disminuído bastante, lo suficiente como para ir a trabajar. Regularmente cuando me pasa esto, tomo algo de antibiótico, sin embargo en esta ocasión por algún motivo no lo hice. A eso de las dos de la tarde comencé a sentir mucho frío, mal estado general y el dolor se agudizó, por tal motivo terminé mi trabajo matutino y cancelé el vespertino, nunca antes, al menos no lo recuerdo, en mis 44 años había tenido fiebre, eso era una muy mala señal, porque significaba que esta no era una infección como de las que mi cuerpo acostumbra a enfrentar. Estuve lidiando toda la tarde y noche entre el dolor y la fiebre esperando a que el antibiótico hiciera lo suyo, pero increíblemente nada pasó, si tomaba el medicamento para el dolor este disminuía pero solo por espacio de una hora a lo mucho y este tipo de medicinas solo deben tomarse cada cuatro horas, fue entonces que después de dejar a mi hija en el colegio llegué con mi cuñada, se llama Nieves, es todo un personaje, llena de energía y positivismo además de ser un médico sin título, receta a todos los de la cuadra y trabajó durante muchísimos años en el Seguro Social, inyecta de maravilla y vive muy cerca de mi casa, me puso dos ampolletas de penprocilina, el equivalente a un millón seiscientas mil unidades, yo pensé: "con esto, el bicho sea cual fuere debe morir".

En fin que le pedí un tratamiento que me permitiera andar circulando aunque tuviese que circular por ahí con un catéter colgando, ya que además del terrible dolor y la fiebre no tenía ningún otro síntoma ni signo, nada de tos, secresión nasal, nada, era increíble, me estaba literalmente muriendo del dolor y el malestar y solo yo podía saberlo, nadie podía notarlo. En fin que me fui con mi sellito en la mano para inyectarme y seguir mi vida normal, y no es que sea una obsesiva del trabajo, lo que sucede es que mis pacientes en ocasiones están esperando cualquier pretextito para abandonar el tratamiento y además tener a quién echarle la culpa, por eso me urge no desatenderlos; lo malo fué que además de descubrir que mis venas son tan pequeñitas que después de tronarse cinco veces (o sea recibí cinco piquetes) en el sexto la enfermera decidió ponerme una ahuja de bebé, con esa me fui a mi casa, misma que a las dos de la mañana me produjo una flebitis en la mano así que sin más remedio a las ocho de la mañana estaba yo de nuevo en la clínica ahora si en un grito, me inyectaron Nubain (un derivado de la morfina) para el dolor y un poquito de valium en la vena, eso mientras me aplicaban un antibiótico más fuerte todavía que los anteriores. Así estuve dos días enteritos, entre antibióticos, medicamentos para el dolor, antiinflamatorios, bueno hasta le llamé a una doctora amiga de mi mamá que es homeópata y le pedí algo que apoyara mi tratamiento alopático, el viernes en la mañana me fui a mi casa con un atibiótico tomado, ya no iyectado, me fui a trabajar por la tarde y lo mismo hice el sábado de ocho de la mañana a cuatro de la tarde, regresé a mi casa muy animada, porque deben saber que por ánimo no queda, sin embargo en la madrugada tuve que volver al hospital, pero ya se me hizo mucho molestar a mi amigo José, que además vive hasta Cadereyta, así que me fui al Muguerza Sur, está muy padre este hospital, es nuevo y tiene buen gusto, tengo dos días aquí y parece que ya estoy casi bien, mañana a las ocho me voy de aquí a mi casa y luego a mi trabajo.

En esta hermosa soledad, sucede que pareciera que no existe un mundo allá fuera, tan demandante, lleno de ruido, estrés, tráfico, etc. No significa que no me guste la gente, para nada, al contrario amo y necesito a muchas personas, me gusta su presencia, pero hoy me di cuenta, no porque no me haya dado cuenta antes, noooooooo, en verdad hoy me di cuenta fué hasta hoy de todo lo que le he hecho a mi pobre cuerpo, lo he descuidado de una manera tal que antes el pobre no esta peor, hizo bien en no responder tan fácil a los antibióticos y a todo lo demás. Me ha pedido a gritos que lo escuche y solo lo he ignorado. Esta semana ha sido determinante en mi vida, cuando hablamos de salud suena como un cliché, la verdad no lo es, lo primero y lo más importante es la vida y luego definitivamente y se los digo de todo corazón le sigue la salud, de nada sirve tener amor, dinero, éx
ito o fama si no contamos con la salud para gozar de todo esto. No significa que no vayamos a morir algún día, no, definitivamente algún día tendremos que irnos, la gran pregunta es si queremos disfrutar de la vida que tenemos y si la respuesta es que si, pues creo que debemos antes que nada conservar la salud, para sentirnos bien, con energía y con la capacidad de realizar todo aquello que siempre soñamos. Para mi hoy empieza una nueva vida, tú también puedes iniciarla.

Liliana.
1 comentario:
Liliana!
Soy Sandra...te vi el sábado...oye que mal estoy leyendo que te pusiste peor...ANIMO!! Mis mejores deseos para que te recuperes muy pronto...y un alto en el camino, nunca está de más...aprovechalo! de la mejor manera.
Un abrazo
Sandra
Publicar un comentario