
La semana pasada mi paciente Celeste publicó en su blog un post que a decir verdad debe llegar a la conciencia de todos aquellos que lo hayan leido. A decir verdad más explícita no puedo ser. Honestamente me da gusto que alguien que ha luchado casi una vida con un problema de sobre peso pueda compartir con nosotros su opinión y sobre todo nos muestre datos científicamente comprobados que nos alertan de la magnitud actual y futura de esta enfermedad.
Como lo he dicho en repetidas ocasiones cada día son más seres humanos los que compran el boleto para entrar en las estadísticas de padecer algún grado de sobrepeso u obesidad, y lamentablemente también cada día menos personas se curan. De seguir así llegará el momento en el que no exista un ser humano habitando este planeta que no forme parte de este grupo. Evidentemente algo no se está llevando a cabo de la forma correcta.
Si la obesidad es una enfermedad, debe ser tratada como tal, es decir; cuando la gente se enferma y recibe tratamiento, la idea es que llegue el momento en que necesariamente se cure en caso de que esta posibilidad se pueda dar, como sucede en la mayoría de las infecciones, irritaciones, inflamaciones, etc. O bien que se controle y que no avance, como pasa con algunas enfermedades degenerativas etc. O en el peor de los casos que no tenga remedio situación ante la cual no podemos hacer casi nada a excepción de brindarle la mejor calidad de vida al enfermo.
La obesidad es un síndrome desde el momento que involucra una serie de signos y síntomas que la caracterizan, es también una adicción porque los pacientes la manejan como una dependencia ya que

no pueden controlar la ingesta desmedida de alimento, mismo que a su vez es utilizado como un ansiolítico para llenar los vacíos existenciales del espíritu y del Alma. La gente no muere por ser obesa, sino por las enfermedades que son provocadas por la misma. Pero lo más grave es que nadie se quiere curar. La perspectiva del tratamiento está mal enfocada. Esto ha sucedido por dos motivos. El primero es que de verdad se requiere mucho compromiso por parte del terapeuta, médico, bariatra, dietista o nutriólogo, para con su paciente. Evidentemente como es indispensable invertir mucho tiempo por parte del profesional para hacer una labor adecuada y la aplicación de un tratamiento integral que considere todas las áreas dañadas del individuo, entonces el costo de la terapia sería muy elevado y como además, (este sería el segundo motivo) el mismo paciente no reconoce la importancia y la gravedad de su problema, no está dispuesto de ninguna manera a valorar y pagar un costo digno por el tiempo, la energía y el espacio que de alguna forma se requieren para la efectividad, formalidad y la seriedad de este tipo de tratamientos, es así como ha sucedido, que quienes ingenuamente decidieron dedicarse a una profesión de esta naturaleza, terminan ofreciéndole al paciente productos comerciales mágicos y revolucionarios, convirtiendo así, a un paciente, en tan solo un cliente, poniendo la responsabilidad de la consulta y el éxito del tratamiento en u

n licuado, una caja de pastillas, un frasco con cápsulas, una crema para masaje, o cualquier novedad mercadotécnica, no quiero decir de ningún modo que el apoyo de coadyuvantes no esté justificado, pero creer que la cura de una enfermedad con los alcances que representa la obesidad, está sustentada en una hoja de dieta y unos imanes en la oreja es totalmente equivocado. Esa es la razón por la cual cada día más personas sufren de este padecimiento y cada día menos son las que definitivamente lo resuelven. Debemos ser realistas y poner los pies en la tierra. Cuántos hay que incluso, se someten a la tan riesgosa y costosa cirugía gástrica, bajan un demonial de kilos, y al paso del tiempo los recuperan. Si con algo tan definitivo y tan agresivo, un gran porcentaje de las personas regresan al problema original, pues definitivamente es un pensamiento demasiado ingenuo creer que con una pastillita lo vamos a lograr.
Ahora viene la pregunta obligada: ¿DE QUIÉN ES LA RESPONSABILIDAD?

¿Del terapeuta, del paciente, de los medios de comunicación que día con día nos venden la idea de solucionar mágicamente una situación que requiere de agallas y de mucha conciencia?
Miles de empresas elaboran y ponen a nuestro alcance, un sin fin de novedades diseñadas justamente para seguir alimentando la equivocada fantasía de sus consumidores. ¿Es acaso responsabilidad de la empresa?
Las compañías fabrican todo aquello que potencialmente les represente ingresos, de hecho para eso se crean. Si nosotros compramos lo que producen, pues necesariamente lo seguirán produciendo. Es menester que nosotros como individuos, mostremos un poco de interés por ilustrarnos acerca de todo lo que determina que cada día este padecimiento sea más frecuente para que de este modo, podamos formarnos un criterio de cuál es la forma más efectiva y apropiada de combatirla. Es indispensable luchar contra la ignorancia, para dejar de ser víctimas de las ideas que nos venden y que inevitablemente compramos.
Pienso que todos tenemos un poco de responsabilidad en esto, sin embargo también creo que quien necesariamente tiene que marcar los límites es el paciente. Solo hasta que se comprometa con conciencia, enfrentando su problema para desarraigarlo por completo como verdaderamente corresponde; leyendo, estudiando e investigando, para que incluso pueda decidir y hasta exigir un trato que definitivamente dista mucho de ser la típica solución mágica y superficial que hasta hoy ha buscado y que finalmente le ofrecen.
Liliana.
2 comentarios:
Hola Doc. para que no diga que jamas la leo aqui le dejo un comentario =)
Soy Javier... saludos desde inglaterra..
Hola Liliana, como estás? Sabes el otro día escuche al Secretario de Salud, que decia sobre la influenza
LOS OBESOS Y LOS DIABETICOS mueren más pronto por causas añadidas a la influenza.
ser obeso y diabético ya es una enfermedad mortal...
que meyo!!!
te veo el lunes próximo!
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