
Son siete los nutrientes básicos e indispensables que debemos consumir para mantener la integridad celular. A saber los carbohidratos (hidratos de carbono), proteínas, grasas, vitaminas, minerales, agua y fibra. Ya he mencionado en alguno de los blogs de este espacio ASPECTO Y SALUD EN MONTERREY, el tema de la hidratación, el de las vitaminas y el de los minerales. Le toca el turno a los tan actualmente controversiales carbohidratos. También conocidos como hidratos de carbono, azúcares o glúcidos están formados de carbono, hidrógeno y oxígeno.
Son la principal fuente de energía inmediata en el organismo, aportan cuatro calorías por gramo. Y pese a la mala fama que han adquirido en los últimos años, siguen siendo indispensables para el buen funcionamiento de nuestro organismo. Se clasifican de la siguiente manera: simples y complejos.
Los carbohidratos simples son la sacarosa o azúcar de mesa, la fructuosa contenida en las frutas y la lactosa de la leche. Estos son los responsables del sabor dulce de muchos de los alimentos. 

Los carbohidratos complejos. Son como su nombre lo indica formas más complejas y de mayor número de molécules que los simples. Algunos ejemplos son la celulosa de los vegetales, el almidón contenido en los tubérculos como la papa y el glocógeno presente en el hígado y en el músculo de los animales.
Se considera que una dieta normal y equilibrada debe contener entre el 50 y el 60% del total de las colrías provenientes de hidratos de carbono.
Las principales funciones de los carbohidratos son:
1.- Servir como la principal fuente de energía importante para el cuerpo.
2.- Ejercer una acción economizante de proteínas.
3.- Su presencia es importante para metabolizar normalmente las grasas.
4.- Son indispensables para el mantenimiento de la integridad funcional del tejido nervioso y en específico la glucosa es la única fuente de energía para el cerebro.
5.- La lactosa permanece más tiempo que el resto de los glúcidos en el intestino y estimula la proliferación de bacterias benéficas, provocando una acción laxante.
6.- La celulosa y los carbohidratos insolubles (fibra), estimulan el peristaltismo (movimiento del aparato gastrointestinal), ayudan a la digestión y absorben agua para dar volúmen al contenido del intestino, por lo que favorecen a tener evacuaciones normales.
Son muchos los procesos metabólicos que se realizan en el organismo relacionados con el consumo de carbohidratos normal.
Lamentablemente los hidratos de carbono se han convertido en uno de los nutrientes más temido, principalmente por todos aquellos que de alguna manera conservan en menor o mayor grado kilos extras de grasa en su cuerpo. Siempre que hablamos de obesidad, los carbohidratos aparecen como el culpable número uno. En cierta forma esto es verdad, pero no porque sean malos para el organismo ya que son indispensables, sino porque las principales formas de consumo actual son en su versión refinada, es decir industrializada al grado de ya no contener las formas originales y sanas en que debiesen consumirse. Gracias a los avances tecnológicos se ha perdido la objetividad en c
uanto a su consumo.

Analicemos lo siguiente. Las frutas, las verduras y las leguminosas son fuentes excelentes de carbohidratos, son también formas de proveer al cuerpo de otros nutrientes indispensables como las vitaminas, los minerales, el agua y la fibra requerida para conservarlo sano. Los cereales, y no me refiero a los refinados, azucarados y listos para servirse , sino a los de grano entero como el maíz, el trigo, el arroz, la avena etc. aportan gran cantidad de fibra que limpia el organismo y de vitaminas del complejo B.
Lo que realmente ha ido envenendo poco a poco a los pobres mortales que habitamos este planeta es la versión refinada, más refinada y vuelta a refinar de los incomprendidos carbohidratos. Son el montón de productos que ingerimos saturados de las bien llamadas calorías vacías, es decir las que nos engordan y no nos aportan ningún otro beneficio, los realmente responsables de la mala fama de los bien intencionados carbohidratos naturales.
Por supuesto que el truco de estos pseudoalimentos es lo rico que resultan al paladar. Tienen conservadores adictivos, son de muy fácil masticación y lo peor es que el índice glicémico es tan alto, que al consumirlos, la secreción de insulina es tal que inevitablemente la necesidad de consumirlos de nuevo aparecerá demasiado pronto, volviéndose un círculo vicioso que dará como resultado un consumo excesivo de calorías diarias, mismas que al no gastarse con la actividad regular tendrán que transformarse en grasa y depositarse en alguna parte de nuestro pobre cuerpecito.
Como verán el problema no son los carbohidratos, sino la fuente de los mismos. Debemos eliminar de la dieta los azúcares, las harinas, los cerales y los postres refinados. Pero debemos mantener el consumo de frutas, verduras, cereales de grano entero y leguminosas. Recordemos que estos alimentos son los que se encuentran en primero y segundo lugar de la base de la pirámide alimenticia y son además la forma más aconsejable para el consumo de muchos otros de los nutrientes que los acompañan.
Liliana.
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