
Hace ya algún tiempo que no escribo. La verdad es que me ha faltado inspiración. Para ser honesta creo que he estado viviendo una crisis personal. Hoy termina esa crisis.
Me he dejado llevar por la angustia colectiva del mundo que me rodea. Pienso que el pánico que vivimos actualmente no solo me ha trastornado a mí, sino a la mayoría de los terrícolas que habitamos este planeta. ¿Cómo evitarlo?...Desde que despertamos por la mañana por más optimistas que seamos, es casi imposible lidiar con el pesimismo masivo. Pareciera que solo existen las malas noticias. Monterrey fué una ciudad de provincia habitada por personas honestas, trabajadoras, abiertas, francas y en definitiva progresistas y luchistas. Fué un ejemplo, no solo por su forma de vida sino porque la gente siempre fue de fiar. Recuerdo muy bien que en una ocasión estaba yo dormida en un sofá (muy cómodo por cierto) en el que yo solía esperar después de la comida para ir a trabajar de nuevo ,por la tarde, recostada en él dormía una pequeña siesta (eran otros tiempos), me recostaba con la puerta de la sala abierta y podía descansar sin tener qué preocuparme porque alguien quisiera entrar y robar, nunca pensé que pudiera pasarme nada malo por tener la puerta de mi departamento abierta (en aquel tiempo vivía en un departamento). Una tía a la que adoro venía de visita a mi ciudad para buscar casa, ella vivía en la ciudad de México y quería vivir en Monterrey, yo le pregunté: ¿por qué?, México es una ciudad hermosa, llena de oportunidades, es la capital de la República, a lo que ella contestó: porque allá no puedo hacer lo que tu haces en este momento; recostarte en tu sofá con la puerta abierta y dormir con la tranquilidad y la confianza que tú lo haces. Por supuesto poco tiempo después compró su casa y junto con su esposo y sus hijos vinieron a vivir aquí. Hoy me pregunto si esa fué una buena decisión.
Me he dejado llevar por la angustia colectiva del mundo que me rodea. Pienso que el pánico que vivimos actualmente no solo me ha trastornado a mí, sino a la mayoría de los terrícolas que habitamos este planeta. ¿Cómo evitarlo?...Desde que despertamos por la mañana por más optimistas que seamos, es casi imposible lidiar con el pesimismo masivo. Pareciera que solo existen las malas noticias. Monterrey fué una ciudad de provincia habitada por personas honestas, trabajadoras, abiertas, francas y en definitiva progresistas y luchistas. Fué un ejemplo, no solo por su forma de vida sino porque la gente siempre fue de fiar. Recuerdo muy bien que en una ocasión estaba yo dormida en un sofá (muy cómodo por cierto) en el que yo solía esperar después de la comida para ir a trabajar de nuevo ,por la tarde, recostada en él dormía una pequeña siesta (eran otros tiempos), me recostaba con la puerta de la sala abierta y podía descansar sin tener qué preocuparme porque alguien quisiera entrar y robar, nunca pensé que pudiera pasarme nada malo por tener la puerta de mi departamento abierta (en aquel tiempo vivía en un departamento). Una tía a la que adoro venía de visita a mi ciudad para buscar casa, ella vivía en la ciudad de México y quería vivir en Monterrey, yo le pregunté: ¿por qué?, México es una ciudad hermosa, llena de oportunidades, es la capital de la República, a lo que ella contestó: porque allá no puedo hacer lo que tu haces en este momento; recostarte en tu sofá con la puerta abierta y dormir con la tranquilidad y la confianza que tú lo haces. Por supuesto poco tiempo después compró su casa y junto con su esposo y sus hijos vinieron a vivir aquí. Hoy me pregunto si esa fué una buena decisión.
Sigo creyendo que es una extraordinaria urbe, sigo pensando que su gente es buena, pero algo está pasando que nos hemos dejado contaminar, nos hemos dejado influenciar, hemos perdido la pureza del alma y del espíritu. Nosotros no somos en realidad malas personas, tenemos que marcar la diferencia, tenemos que retomar nuestros valores y recordar que nos distinguíamos por la confianza que el resto de las personas del mundo tenían en nosotros por el simple hecho de pertenecer a Nuevo León, el estado del Norte de México, donde un camión cargado de fruta te daba el pase con su direccional puesta, en señal de cortesía para que pudieras pasar porque él iba muy lento en su carril de la carretara, donde si tenías una dificultad con tu coche fuese la hora que fuese, alguien iba a tener la amabilidad de pararse para brindarte ayuda y en ningún momento estarías corriendo un riesgo. Era una zona de confianza, en la cual si una autoridad te detenía por los motivos que fueran, tenías la certeza de que serías tratado con dignidad y respeto. La gentileza en cualquier situación era lo que distinguía a las personas que poblamos esta parte del planeta.
Ahora me levanto por la mañanas y si enciendo la televisión o la radio, o recojo el periódico y solo escucho y veo las malas noticias, todo habla acerca de la inseguridad, todo indica frustración y enojo. Todo es agresivo.
Será que estamos perdiendo la cordura, ¿cómo es posible bloquear calles y avenidas importantes?¿ Cómo podemos crecer y progresar si seguimos viviendo en esta forma.? Y la pregunta más importante es: ¿Qué estamos haciendo para que esto se esté dando en esta forma? ¿Cómo colaboramos para que la situación se esté tornando cada día más nefasta?

Hace algunos años (bastantes por cierto), leí la historia de un rey que pidió al pueblo que cada familia acudiera y llevara consigo dos litros del mejor vino que tuvieran en su casa (no me crean mucho tal vez no fué literalmente así), lo quería como una donación, lo iban a vertir en un solo recipiente muy grande para después compartirlo con el resto del pueblo, hubo quien pensó que si en lugar de vino depositaba agua, pues nadie lo notaría en tan inmenso volúmen de vino, sucedió que esa fué la forma de pensar de casi todas las familias del pueblo, así que al momento de servir el vino era solo agua. Tal vez eso es lo que nos está pasando, creemos que en tan inmenso número de personas nadie notará que no hacemos lo correcto, el problema es que casi todos estamos pensando de la misma forma y entonces lo incorrecto es lo que sobresale.
Deseo tener el Monterrey de antaño, deseo que seamos la ciudad que sobresale por la integridad de sus ciudadanos, deseo de todo corazón que podamos sentir la tranquilidad de saber que nuestros hijos y nuestras familias pueden estar seguras porque cuentan con una gran familia, que se encargará de cuidar, proteger y respetar a cada miembro de la misma. Somos y pienso que debemos seguir siendo la ciudad del ejemplo, no debemos permitirnos fracasar en esta tarea, debemos volver y regresar a ser el vecino, el amigo, el compañero con el cual podemos tener la oportunidad de confiar y saber que siempre nos podemos dar la mano los unos a los otros por el simple hecho hecho de pertenecer a esta gran familia, a Monterrey.
Liliana.
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