POR QUÉ DEBERÍAS ELEJIR TRATAR TU PADECIMIENTO CONMIGO.

El objetivo principal de mi tratamiento es utilizar la alimentación como un medio para el crecimiento y realización de mi paciente tanto en el aspecto físico, como en el emocional y espiritual.
Cualquier desajuste o carencia la transformo en una área de oportunidad para capitalizar las experiencias. La idea es lograr que mi paciente elimine permanentemente la grasa corporal en exceso o bien erradique ese hábito indeseable que tanto le molesta y le perjudica. Que mejore simultáneamente todas las demás áreas de su vida. Enriqueciendo su día a día, a través de una serie de intenciones cotidianas que harán del tratamiento algo único, personal, sencillo y versátil, más que nada divertido y estimulante.
Si acudes a tus citas tu éxito esta garantizado.

viernes, 11 de septiembre de 2009

DÉJAME Y TE CUENTO...segunda parte.

Cuando yo era una niña, hace muchos, muchos años, los pañales desechables ya existían, pero los de tela todavía se usaban, era un lujo comprar pañales y tirarlos, en lugar de usar los que podían lavarse.
Lo común en esa época era que el lechero pasara por las mañanas para surtir a sus clientes, quienes dejaban fuera de la puerta principal sus frascos de vidrio vacíos, para que él los cambiara por llenos, los envases de cartón desechables no eran tan frecuentes. Como sería la cosa, que no cobraban diario, sino que una vez por semana se pagaba el total.
Las secadoras de ropa pues yo las conocí ya como a los 20 años, y solo se usaban cuando hacía mal tiempo y ésta no podía tenderse en el patio.
Así que imagínese usted si yo tenía diez años, debajo de mi había un hermano de ocho, una de seis, uno de cinco, uno de tres y uno menor de un año, todos bebían leche como si fueran becerros, así que cómo olvidar los ocho litros diarios de leche que estaban en la puerta de mi casa cuando salía para ir al colegio, aaaaahhhh porque el comioncito de la leche repartía como a las seis y media. Cuando llovía por más de un día, la sala y comedor de mi casa se convertían en el tendedero oficial de pañales y ropa infantil que mi mamá en aquel tiempo lavaba en lavadora eléctrica de una tina (antes de estas se lavaba a mano) y les quitaba el exceso de agua con un rodillo manual que era algo así como un lujo que tenían aquellas lavadoras, luego vinieron las de dos tinas y bueno... a las actuales ya nada más les falta doblar y guardar la ropa. Ahora cuando no tenemos lavadora y secadora, nunca nos pasa por la mente lavar a mano y secar al sol o donde se pueda porque los tendederos son cada vez menos frecuentes.
Los expertos dicen que pertenecemos a una sociedad OBESOGÉNICA, o sea obeso-grasa en exceso en el cuerpo y génica-nacimiento, o sea somos productores de personas con grasa en exceso en el cuerpo.
Los elevadores y las escaleras eléctricas solo eran exclusivas de lugares muy sofisticados y de lujo, que esperanzas que cualquier hijo de vecino pagara tales servicios para comodidad de sus clientes o de sus inquilinos. Actualmente no tenemos ni siquiera que estirar la mano para abrir la puerta de un centro comercial, un hospital o un hotel, nada más basta parase cerca de la puerta y esta se abre.
Caminar para ir a comprar los víveres pues ni persarlo, hasta para acudir a una tienda de conveniencia que hay una cada dos esquinas creemos que es mejor ir en coche, por aquello de que tengamos que cargar, no vaya a ser que nos salga un músculo desconocido en los brazos o en las piernas, además siempre nos quejamos del calor (como si sudar fuera malo), o del frío, o de que está lloviendo, o simplemente argumentamos que no tenemos tiempo para ir a pie, en el carro siempre es más rápido y más fácil, lo curioso es que una vez en el súper, damos como diez vueltas en el estacionamiento tratando de encontrar el lugar más cercano a la entrada para no tener que caminar, y le quitamos importancia a los diez minutos que hacer esto representa, que son los mismos que nos tardamos cuando vamos a la tienda que está a dos cuadras y a la cual preferimos ir en coche para comprar cualquier cosa innecesaria y no perder el tiempo caminando. Lo curioso es que pagamos un dineral por pertenecer a un gimnasio al que casi nunca vamos, porque queda lejos de casa, nos quita tiempo el transportarnos y para colmo la flojera. Si trabajamos hay que ir o de madrugada cinco, seis o siete de la mañana para poder estar a tiempo en la oficina, si pensamos que actualmente dormirse a las 12 es de lo más común, pues dónde quedaron las recuperadoras ocho horas, otra opción es por la noche ya saliendo del trabajo como a las siete, ocho o nueve, ya sin energía porque lo que queremos es descansar después de todo un día de agotadora actividad profesional o comercial. Para quienes deciden ejercitarse intensamente por la noche, no olviden que cuando se lleva a cabo una actividad física fuerte se secretan endorfinas, mismas que quitan el hambre y el sueño todavía dos horas después de finalizar y eso provoca dormir tarde y cenar tarde.
Lo correcto es tener un horario accesible para hacer ejercicio, que nos estimule y que nos dé energía más que mermarla, puede ser por la mañana si nos acostamos temprano o bien por la tarde si las labores terminan temprano. Lo peor que podemos hacer es cambiar la hora de comida por ir al gimnasio, imagínense que es el momento de partir el día y proporcionar al cuerpo las sustancias que requiere para seguir con las actividades del día, el rendimiento baja y ya no podemos ser tan eficientes el resto del día.
Volviendo al tema del uso excesivo de la tecnología y de las comodidades actuales, no si se les pase pero muchas veces necesitamos acudir con el vecino, o sea con la persona que vive junto o frente a nuestra casa, y en lugar de caminar veinte o treinta metros y tocarle a su puerta, preferimos levantar el teléfono para llamarle, ahí estamos perdiendo de dar esos pasos para llegar, además de que nos pudimos ahorrar el peso de la llamada.
Continuará...
Liliana.

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