
Después de leer infinidad de libros y artículos acerca de la famosa ley de la atracción y temas que corresponden al positivismo, puedo decir y no porque alguien más lo haya dicho, sino porque ya lo viví, que efectivamente todo lo que nos sucede en esta gloriosa existencia es parte de un proceso de crecimiento y desarrollo personal que uno mismo atrae. Definitivamente creo que es necesario todo lo que nos sucede, sobre todo cuando nuestro nivel de conciencia no está listo para enfrentar cierto tipo de realidades. Es indispensable tener el deseo de aprender para poder crecer y llegar a ser una mujer u hombre realizado. Es cuestión de poner un poco menos de atención en cosas externas y redireccionar nuestra energía hacia el interior nuestro.
Hace ya muchos años sucedió que yo tenía relación con una mujer que continuamente hacía cosas que a mi modo de ver eran un abuso; por muchos motivos, entre ellos que me era más conveniente acceder a sus peticiones, ella siempre se salía con la suya y como es común en los seres humanos, me quedaba con la quijada intrincada y el hígado casi frito. Una y otra vez mis deseos eran mandarla a freír espárragos, pero como la idea que tengo de mi, es que soy bien buena, pues ni como negarme ante sus demandas. Mi mamá (que en paz descanse), siempre me dijo que antes de reaccionar positiva o negativamente en cualquier tipo de evento, debía hacer un análisis de conciencia para valorar el costo de las consecuencias. Es decir si para mi el que alguien se moleste porque yo no desee hacer lo que ese alguien me diga o pida, es más desagradable que acceder, aunque el hacerlo no me cayera en gracia, pues finalmente accedía. Sin embargo tenía que encontrar la forma de ceder sin que esto me causara disgusto.
Finalmente después de un sin fin de frustraciones y por supuesto de mucho analizar y meditar acerca de cómo lograr sentirme bien al decir SI, queriendo decir NO, descubrí que lo que en realidad me molestaba de esta mujer y de cualquier persona que hiciese lo mismo que ella (cometer abusos), no era corresponder a sus pedimentos, sino que ella creyera que yo era una tonta, ¡TODO ERA CUESTIÓN DE EGO!, de mi ego por supuesto. Fue así que en la siguiente ocasión que se acercó a mi, para imponer alguna de sus estúpidas demandas, le dije: de ahora en adelante las cosas se harán como siempre se han hecho, a tu modo, pero no porque yo sea TONTA, sino porque me conviene. Como el juego que teníamos era para que yo me molestara, es decir quería solo fastidiarme, pues cuando vio que con gusto se hacía lo que ella decía, pero además eso no solo me convenía sino que también me hacía feliz, terminó por nunca más pedirme nada. Si se fijan yo seguiría haciendo lo mismo pero ya nunca sería igual. Cuando hemos sido educados de tal modo que tenemos la facilidad de ayudar y cooperar en todo lo que se nos pide porque realmente se nos facilita sacar cualquier situación a flote, es mucho mas fácil decir que sí, aunque en ocasiones sea obvia la intención que la otra persona tiene de fastidiar. Aprendí que puedo decir las cosas sin enojarme, puedo hacerlo con una sonrisa en la boca y aclarar todo aquello que no me agrada o no deseo llevar a cabo. Es muy simple hacer justicia personal. Es increíble como desde entonces mi vida ha cambiado. Logré el respeto, la consideración, la gentileza de las personas hacia mi y sin tener que enojarme, solo sonrío y digo: ¿A caso te piensas que yo vine a este mundo a satisfacer tus necesidades antes que las mías?, y tan amigos como siempre.
A que viene esta reflexión.
Muchos de mis pacientes con sobrepeso, suelen comerse (literal como dice mi hija Lily) los corajes, se comen sus emociones, nunca las expresan por temor a la reacción de la demás gente.
Esto a su vez crea una angustia interna y una ansiedad que los lleva a buscar en la alacena o en el frigorífico el sustituto físico (en este caso es la comida), de lo que emocionalmente se están deglutiendo Y no se trata de vomitarlo, noooooooo, eso resultaría muy inapropiado, se trata, de decir que no, pero sin enojarse.
No es necesario un pleito de barriada para manifestar nuestros sinceros deseos. Todo es cuestión de claridad mental, valor ante el miedo de las reacciones adversas y sobre todo de autoestima.
Como dicen más vale una vez colorado que cien veces amarillo.
Liliana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario