Todos tenemos la intención de conseguir la tan llamada superación personal. Todos queremos ser ricos, saludables, famosos, felices, exitosos, esculturales, etc. etc. Definitivamente todos soñamos desde pequeños con llegar a ser alguien importante, pero no todos lo logramos. O puede ser que logremos una parte de nuestros ideales y que otros no podamos conseguirlos.
Pienso que en ocasiones no logramos obtener un anhelo, porque simple y sencillamente nos hemos programado, mental y emocionalmente para que así sea. Cuando somos pequeños sentimos que tenemos todo el tiempo por delante y realmente pensamos que no existe nada imposible por lograr. La verdad es que así es. Pero...¿qué es lo que obstaculiza que podamos ser todo aquello que alguna vez anhelamos?
Este es solo un ejemplo:
Imagínense un niño de entre ocho y doce años. Todos los días pasa por una hermosa casa en compañía de su mamá, la mamá suspira al ver la casa de sus sueños, misma que no le pertenece, el niño ingenuamente le dice a su mamá, que cuando el sea grande le va a comprar esa casa o una mejor, la mamá voltea ve al niño y como no lo cree, le transmite una mirada de incredulidad (si bien le va a criatura), o en su defecto le hace algún comentario como: -tienes que trabajar muy duro para lograrlo, o -no es tan fácil como tu crees, o -no necesito una casa como esa para ser feliz, o - no sueñes mi niño si somos pobres. Por solo mencionar algunos, ya sabrán que ese niño nunca (salvo rarísimas ocasiones), comprará una casa como esa o alguna otra mejor, porque en su mente quedó grabado primero que tendría que trabajar durísimo si quería tener el dinero para comprarla, segundo que no es nada sencillo, lo que la convierte en un imposible, tercero que no hay necesidad de hacer algo tan difícil o trabajar tan duro si además a su mamá no le hace feliz esa casa y tercero que ni su mamá, ni él, ni nadie de la familia se la merece porque nacieron para ser y quedarse pobres. Hacer una analogía relacionada con cosas materiales, es mucho más sencillo y simple que hacerlo con asuntos de tipo subjetivo. Somos el resultado de lo que pensamos que somos. Parece un cliché, pero en realidad así es como sucede. Lo más triste es que podemos lograr ser y tener todo lo que anhelamos, soñamos y queremos. Entonces, ¿ por qué tantos tropiezos?, ¿por qué tanta desilusión?, ¿por qué no podemos?
La respuesta es tan sencilla como: en alguna parte, en algún lugar escuchamos, alguien nos dijo, que o era muy difícil o simplemente no se podía. Somos no solo el resultado de lo que pensamos que somos, sino además en lo que alguien más nos dijo que podíamos pensar en ser.
Creemos algo y nos programamos para que así sea. Algún comentario, alguna idea, algún sentimiento surge del entorno y a través de nuestros filtros le damos o no entrada, y si por error o acierto lo dejamos pasar y arraigarse en nuestro pensamiento, en nuestros sentimientos y en nuestro ser, puede suceder que incluso se quede ahí para siempre. Por eso el primer paso es hacer conciencia de esto. La conciencia es la primera etapa que debemos procesar para elaborar un nuevo programa que incluya lo que deseamos y requerimos, y también para eliminar lo que definitivamente obstaculiza esto. Como que la historia del mundo nos ha programado más para permitir la entrada a pensamientos negativos, que para dejar arraigar en nosotros las ideas y pensamientos positivos.
Somos herederos. Que frase tan significativa y trascendental. ¿Qué es lo que deseamos heredar? Sería magnífico que solo se tratara de cosas que nos engrandecieran y que además nos enriquecieran. Lamentablemente estamos en riesgo de heredar también todo aquello que no sirve, que probablemente haga daño y que a la larga nos produzca infelicidad y sufrimiento. La buena noticia es que tenemos el derecho y la facultad de decidir qué y quienes queremos ser. Tenemos el derecho de elegir.... y eso, es maravilloso. Si algo de lo que vivimos nos gusta y lo deseamos podemos hacerlo nuestro, y si algo nos desagrada o no concuerda con nuestros deseos, simplemente lo sacamos de nuestro pensamiento y lo podemos eliminar en el momento en que así lo deseemos. Y bueno, ustedes se preguntarán que tiene que ver esto con un problema de sobrepeso, obesidad o con algún trastorno en la forma de comer y alimentarse. Si el cuerpo es la representación física de lo que somos, es además el recurso físico con que contamos para transmitir nuestras ideas, trabajar, manifestar amor, comunicarnos, sencillamente ser el ser humano que somos, es también quien tiene la posibilidad de ser el más afectado, el más suceptible y hasta el más propicio a ser dañado. Durante un buen tiempo he estado trabajando en un programa de reprogramación mental. La realidad no es nada nuevo lo que hago, sin embargo aunque el principio de esto es muy similar al principio básico de muchas otras terapias, la verdad es un tanto original y efectivo. No requiere de mucho tiempo y además se trabaja en esto una sola ocasión y los beneficios podemos aplicarlos a diariamente. Mis pacientes tienen la fortuna de vivir la experiencia de la transformación de manera inmediata. Por supuesto que no se trata de magia, lo primero que cambia es lo más sencillo de modificar, lo más arraigado lleva por supuesto más tiempo en mostrar los resultados, pero con un poco de constancia y de conciencia tarde o temprano no existe poder en este mundo que pueda impedir que alguien que desea algo con decisión, entusiasmo y disciplina no pueda lograr obtenerlo. Alguna vez leí el libro titulado el Alquimista, la realidad en mi opinión el libro no dejó mucha diferencia en mí, antes y después de leerlo, pero no olvido una frase que decía así: "Cuando tú quieres algo, el universo conspira para que realices tu deseo. Cuando quieres con voluntad alguna cosa, es porque este deseo nació en el alma del universo". Para fines prácticos en tu propia alma. Mis pacientes llegan a la consulta en busca de la solución al problema de sobrepeso, y durante el tiempo que permanecen en tratamiento no solo logran modificar su apariencia, sino que además terminan siendo personas más crecidas, más felices, más completas y más exitosas. Lo primero que tenemos que reconocer es que el problema del sobrepeso no está fundado solo en los malos hábitos, en una forma excesiva de comer, en el sedentarismo, sino en las razones por las cuales adquirimos los malos hábitos, las razones que nos llevan a buscar en la comida lo que no encontramos en nosotros mismos y en las razones por las cuales no queremos estimular nuestro cuerpo haciendo ejercicio. Todos somos seres maravillosos en potencia, todos tenemos derecho al amor, a la felicidad, a la abundancia de cosas buenas, al éxito personal y profesional. Debido a que vivimos en un mundo altamente competitivo pensamos que solo una persona puede quedarse con la medalla de oro. Y andamos por ahí sin rumbo fijo buscando en todas partes la manera de no per
mitir que el otro llegue primero, y que si llega primero de perdido no nos deje muy atrás. La vida no es una olimpiada, la vida es un compromiso absoluto y total con nosotros mismos. Una rosa no compite con un clavel, el árbol de naranja no piensa que su fruta es mejor que la del manzano. Tal vez si nos hacemos consientes de que Dios creó el universo lleno de abundancia en todos los sentidos, creó un mundo saturado de cosas buenas, no puso una estrella en el firmamento puso muchas, no creó un solo tipo de árboles creó cientos, miles de variedades, nos dio y nos sigue dando diariamente la oportunidad de despertar y darnos cuenta de que si alguien tiene mucho, todos podemos tener también mucho, porque la abundancia de la creación es inagotable. La verdadera lucha, la verdadera competencia no es con los demás, creemos que así es pero no está fuera de nosotros se encuentra dentro de nosotros. Nosotros somos los que nos ponemos límites, somos cada uno en lo personal quienes lo hacemos. Debemos dejar de lado el hecho de que no todos podemos ser lo que queremos ser. El simple hecho de pensarlo nos libera de muchas cadenas. Hoy podemos transformar nuestro pensamiento y cambiar el: algo me falta por, todo lo tengo. Sé que la primer barrera que enfrentamos es la idea de: esta mona loca piensa que es muy fácil. Este es siempre el primer bloqueo, y tal vez pueda permanecer esta idea por mucho tiempo. Pero deben saber que nada cambiará si no tenemos fe en que así será, si no confiamos en que muy probablemente si podamos, si no tenemos la paciencia y la constancia de insistir cada día en tener presente la idea de poder modificar aquello que deseamos. No perdemos nada y si pudiéramos obtener mucho, si solo lo intentáramos, Creo que todos merecemos darnos esa oportunidad. Si queremos aportar algo para cambiar el mundo, suficiente contribución sería salvarnos a nosotros mismos. La terapia que sugiero a mis pacientes es tan simple, sencilla y práctica que requiere de hacer el esfuerzo una vez, solo una vez tendremos que invertir tiempo, energía y paciencia. Una vez hecha la tarea, los beneficios podremos disfrutarlos todos los días.Todos los días podemos iniciar el camino para lograr obtener el ASPECTO Y LA SALUD deseada. Hasta la próxima.
Liliana.