El caso es que pareciera que no hay modo de que podamos estar satisfechos del todo.
El día de hoy una buena amiga me escribió un correo y me envió el siguiente link:
Si lo vieron (espero y así haya sido), deben haberse dado cuenta de la situación que viven miles de personas alrededor del mundo, ¿que tremendo verdad?, subsistir con los desperdicios alimenticios de los demás. Y bueno, esto en el mejor de los casos, porque hay quienes ni siquiera tienen acceso a esta posibilidad, o sea que literalmente mueren de hambre. Imagínense 20000 personas pierden la vida diariamente a nivel mundial por falta de comida. Como que esto no tiene sentido, si en países como el nuestro casi la mitad de la población padece algún grado de obesidad, bueno exageré (me creerían el 40%). Considerando que muchos podrán argumentar el hecho de que cada quien nace con su destino y que a su vez cada quien elige cual será éste, pues no trato de ninguna manera de crear culpa en nadie, pero sí esta como para valorar lo afortunado que somos por el simple hecho de no pertenecer a este grupo de seres humanos, o sea al grupo que no puede tener su propio plato de comida personal.
Lo más lamentable de la situación es que mientras un universo de personas se preguntan cómo llegará a su boca el alimento necesario para subsistir, otro universo ubicado en el extremo opuesto estamos viendo la forma de comer un poco menos, porque tenemos al alcance cualquier tipo de comida.
Creo que cualquier ocasión es buena para concientizarnos de que en medio de la desfortuna, o sea en este asunto de no poder resolver el problema de la grasa excesiva en el cuerpo, en realidad se es afortunado cuando de lo que se trata es de intentar limitarnos, y no en ser de los que no podemos gozar de un buen plato de comida.
Ustedes se preguntarán a que viene esta disertación, de esta nutrióloga, me imagino que en algún momento esto podrá parecer de locura, que tiene que ver que en el planeta tierra haya 20000 seres humanos muriendo diariamente po
r falta de alimento, con el hecho de que yo no pueda negarme a la ingesta excesiva de comida.

Pues bien, de sobra sé que un problema representa justamente el extremo opuesto del otro, y la intención de este blog, es justamente invitar a una reflexión. No de angustia, ni de preocupación sino de conciencia. Pienso que es un buen momento para dejar a un lado la queja de no poder comer un poco menos y enfrentar el problema y hacer algo que verdaderamente represente un cambio permanente en nuestras vidas. Se trata de ver dentro de lo desafortunados que somos, lo verdaderamente afortunados que en realidad somos.
Mi profesión está definitivamente orientada a enseñar y educar acerca de qué, cómo y cuánto debemos comer de cada nutriente en la dieta. Es curioso que ya el hecho de poder elegir cuánto, qué y cómo de cada alimento podemos decidir llevarnos a la boca es de por sí un privilegio.
Mi mamá era una persona de mucha sabiduría, ella siempre me dijo: "cuando una persona no puede decidir acerca de algo, cuando alguien no puede o no quiere tomar las riendas de su vida, entonces la vida misma se encargará de orillarla a realizar aquello que no puede hacer por voluntad propia y entonces no será por decisión personal sino de alguna manera por obligación, que tendrá que vivir todo aquello que se ha negado a vivir, lo más importante es estar alerta acerca de qué es justamente acerca de lo que tenemos qué decidir".
Como ya lo saben cada cosa que veo, cada frase que escucho, cada experiencia que vivo, trato siempre de aplicarla a este asunto de la nutrición, la comida, el sobrepeso, la obesidad y todo lo que tenga que ver con esto, finalmente para eso vivo este es mi trabajo (y me encanta).
No esperemos a que una enfermedad grave nos obligue no a comer poco sino a definitivamente tener que dejar practicamente de hacerlo, aunque no lo crean sucede en muchos casos que una obesidad mórbida se complica con una enfermedad que verdaderamente nos deja casi sin alternativas de elección, y es entonces cuando quisiéramos volver atrás y seguir un régimen de alimentación que si bien no era del todo satisfactorio para nuestros gustos, no era tampoco tan extremo como el que tenemos que vivir ahora ya con una enfermedad irreversible y grave. No esperemos a que se nos pase la vida y hagamos un recuento triste de todo aquello que no pudimos hacer, de toda la ropa que no pudimos lucir, de todas las frustraciones que nos ocasionó, tener un cuerpo rellenito de grasa, cuando podemos decidir hoy, actuar hoy, para tener una vida plena con el simple hecho de elegir con moderación y prudencia las cantidades adecuadas de comida. Sé que no es fácil, pero créanme es mucho más sencillo comer menos, a vivir en la miseria que muchos otros seres humanos tienen que enfrentar comiendo de los desperdicios de personas que como nosotros gozan de abundancia y no la sabemos valorar.
Hoy es el día. Solo hazlo.
Liliana.
1 comentario:
que feo senti la pedrada y que fuerte lo que dices, siempre le atinas..
un beso
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