
El jueves de la semana pasada inicié con un proceso infeccioso muy severo, los médicos le llaman absceso periamigdalínico, todo mundo dice: -estás enferma de la anginas, dicho así suena como que muy inocente la cosa, o bien hay quienes se refieren al asunto como: - ¿a poco te internaron por una gripe?, mis queridos lectores; esta es la primera vez que entiendo cuando mi abuela ya muy enferma me decía: -ojalá y Diosito se acuerde de mí. Uno no puede comprender como otro ser humano puede siquiera pensar en morir, la realidad no es que alguien y por supuesto tampoco yo queramos desaparecer de este mundo, nada de eso, lo que en realidad quiere decir esto es que lo que se desea es eliminar el dolor o el sufrimiento. Bueno pues después de terminar la consulta del sábado me fui directamente con mi gran amigo y acertadísimo médico el Dr. José Vita, el es todo un personaje, es algo así como el médico del pueblo (para él mi más grande agradecimiento por todas las ocasiones en que me ha dado su apoyo y su atención desinteresada), con su típico estilo me dijo: -estás bastante mal, ¿qué quieres hacer? y pues juntos decidimos internarme en el hospital. Llegué a urgencias ese mismo sábado por la tarde y como es típico uno llega extiende el brazo para que lo canalicen y por la vena pasen los medicamentos indicados para sanar, es decir literalmente lo que en realidad estamos diciendo es aquí estoy y cúrenme, en ese momento recordé a cada uno de mis pacientes, ellos y ellas llegan se sientan y lo que me transmiten es: - ya estoy aquí, bájame de peso.
Posteriormente me pasaron al cuarto 318 del Hospital Muguerza, ahí pasé dos días que no se los deseo a nadie y me di cuenta que fue la mejor decisión, porque me vi tan mal, aún con los medicamentos y atenciones hospitalarias, que no sé que hubiese hecho si en lugar del hospital se tratara de estar en mi casa. En fin, que entre dolor de cabeza, garganta, fiebre y mal estado general no veía la hora de que este suplicio terminara.
Ya saben como es esto de estar en el hospital; cada hora aparece una enfermera con el termómetro, el estetoscopio, el baumanómetro y toma la temperatura, la presión arterial, el pulso, revisa el suero, aplica medicamentos y así todo el día. Hasta ahí la cosa está bien uno no hace nada solo esperar y sufrir, y bueno se supone que de eso se trata hasta lograr la recuperación total, pero cuando además te dicen que tienes que hacer gárgaras con isodine y un líquido azul cada media hora, como que ya la cosa cambia, o sea ya tengo que participar también en la recuperación, es decir me van a curar pero además yo tengo que hacer mi parte en la curación, tengo que levantarme cada media hora con mi dolor y beber de esos líquidos enjuagar mi boca, hacer gárgaras y escupir después, la verdad que da flojera, y pues ni modo HAY QUE SEGUIR LAS INSTRUCCIONES. De nuevo recordé a mis pacientes cuando les digo que además de hacer dieta deben hacer un esfuerzo por realizar ejercicio todos los días. La verdad que flojera tener que participar en la recuperación de un malestar físico, emocional, espiritual o mental que podamos tener, de por sí ya es difícil la enfermedad y además tener que esforzarnos por colaborar pues como que no es muy satisfactorio.
Luego vino el TAC, recién bañada, con un calenturón y trépate a la silla de ruedas para ir a una heladera, para que te pongan un medio de contraste en la vena, te metan en tubo y te analicen el cuello, por supuesto con un frío tipo Alaska y sin parar de temblar, para que una doctora te pregunte que cuándo te operaron de la tiroides. O sea ¿de la tiroides?, a mi nunca me han operado de la tiroides, pues sucede que no tengo la parte izquierda de la tiroides, esta nunca se desarrolló, la verdad no es que me sienta vieja pero a mi edad venir a descubrir que algo le falta a mi cuerpecito, pues como que no es tan sencillo de aceptar. Les recomiendo a mis queridos lectores que se chequen, no les vaya a suceder como a la señora que tenía dos matrices y un solo riñón, digo nunca está de más conocer lo que tenemos por dentro.
Volviendo al tema de la enfermedad original, pues el domingo y el lunes fueron los peores días, pero eso sí, seguí las instrucciones del médico al pié de la letra. Tal vez fue por ese motivo que el martes me dieron de alta y para el miércoles por la mañana ya estaba yo de vuelta a mi chamba y por la noche en la graduación de mi hija y hasta bailé.
Ustedes saben que todo el tiempo estoy viviendo y equiparando mis vivencias con todo lo que comparto con mis pacientes. En mi consulta la dieta es básica para la disminución de peso, pero eso no es suficiente, ya que el problema no radica solo en lo que comemos, sino en los motivos por los cuales lo comemos, así como en los hábitos cotidianos. En cada cita yo les doy instrucciones a mis pacientes, desde como deben relacionarse con la comida, el tipo de ejercicio y el tiempo que lo deben hacer, la actitud que deben tener, en fin que para lograr el objetivo de verse esbeltos y sentirse sanos y con energía, es indispensable aplicarse a la terapia y al tratamiento igual que como cuando se asiste a la escuela, es algo así como hacer la tarea. Lo lamentable es que todos queremos resolver las situaciones y los problemas como cuando llegué a urgencias, estirar el brazo y decir cúrenme, existe la posibilidad de que así sea, pero la recuperación será mucho más lenta y probablemente la enfermedad no desaparecerá del todo y al poco tiempo vamos a tener que iniciar de nuevo el proceso.
Hace unos días me tocó revisar el blog de una de mis pacientes, todos los que me leen es seguro que han seguido la historia de esta valiente chica, Celeste. Bueno no saben el gusto que me da percibir en sus escritos que ha recuperado el entusiasmo, este mes cumple un año de estar escribiendo acerca de su proceso, puede parecer que su historia no es la de más éxito puesto que existen personas que han bajado más kilos de peso en igual o menor tiempo del que ella lo ha hecho, sin embargo son excepcionales los casos en los cuales un paciente asiste a consulta, baja de peso seguidito, se estabiliza y no lo vuelve a subir. Son como lo dije la excepción, la regla es totalmente distinta, a estas alturas Celeste ya hubiese dejado el tratamiento, ya hubiera recuperado el peso bajado y hasta más, y muy probablemente ya estaría iniciando de nuevo. La diferencia la hizo exactamente que ella a pesar de las dificultades HA SEGUIDO LAS INSTRUCCIONES, cada vez que le sugiero algo ella lo lleva a la práctica, hace bien su tarea. Por este motivo se ha permitido vivir el proceso, tener sus altas y sus bajas, pero finalmente hasta el día de hoy, ella es otra, debo reconocer que ha permanecido y ha sido constante, es por esto que su experiencia actual es muy diferente a las anteriores, creo que es la fiel manifestación de la regla, ella representa a miles de los casos típicos de sobrepeso, son raras las excepciones. Lo que deseo transmitirles a todos aquellos que desean perder peso, es que es raro bajar y no volver a subir, al menos no sin vivir un proceso y aplicarse siguiendo las indicaciones y haciendo los esfuerzos pertinentes, para que los logros sean permanentes. Mi sincero respeto y admiración a Celeste y a todos los que como ella están realizando de forma permanente un esfuerzo cotidiano para alcanzar su meta.
Los invito a tener paciencia, hacer pequeños pero constantes esfuerzos y sobre todo no abandonar su tratamiento como si el esfuerzo, la energía, el tiempo y el dinero que emplean en iniciar su proceso no significara nada. Si cada intento aislado por llegar al objetivo trazado, lo hiciéramos de manera constante e ininterrumpida es muy probable que la cristalización del sueño de verse delgados y saludables llegue mas pronto de lo que ustedes mismos pudiesen imaginar.
Liliana.
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