A estas alturas ya deben saber que si me dedico a esto de combatir el sobrepeso pues es debido a que yo soy potencialmente una obesa. Y es que la verdad si a alguien le encanta la comida y sobre todo la bien elaborada y sazonada pues es a mí. Que diera yo por no tener interés en los deliciosos platillos, sobre todo por los salados y picantes. Bueno los dulces también, pero no tanto. Como soy mexicana, soy taquera de nacimiento y por tradición. Me encanta la tortilla de maíz, las de harina también, pero hoy le toca el privilegio de ser mencionada a la tan deliciosa y versátil: tortilla de maíz. No soy Regia de nacimiento, pero de mis casi 45 años tengo 44 de vivir en esta hermosa ciudad industrial. Qué les puedo decir, aquí en Monterrey tenemos un verbo que se aplica comunmente; sobre todo por las mañanas, se llama taquear. Taquear, dícese del acto de comer tacos. Todo el mundo cree que los tacos son malévolos, que son el anticristo de la figura delgada. De hecho hay una frase muy común que dice así: -síguele comiendo tortilla, ¿acaso no sabes con qué engordan a los marranos?. Se supone que a los marranos los engordan con maíz. Lo que la gente no sabe es que lo realmente insano de la tortilla, no es la tortilla en sí, sino la grasa que se le agrega, y sobre todo lo que lleva dentro. Es más, sé, que muchos de mis colegas critican el hecho de que yo en alguna ocasión y de forma temporal doy dietas a base de tacos, pero nadie puede negar la cruz de su parroquia. La tortilla no es tan mala (agradecidos deben estar los que comercializan la misma, pero no se preocupen, esta propaganda no tiene ningún costo), tiene alrededor de 50 calorías por pieza, deben saber que la mejor tortilla es la amarilla o sea la de nixtamal, no le quito el mérito a la blanca, pero la oscurita es más sana debido a que contiene hidratos de carbono resistentes, mismos que son más saludables debido a que mejoran la digestión, previenen ciertos tipos de cáncer y sobre todo contienen más fibra, sin olvidar por supuesto (esto puede ser cuestión de gustos) que saben más ricas.
Hoy justamente platicando con mis pacientes, les decía que no pasa nada si comemos tacos, ¿de qué?, de huevo, machaca, barbacoa, nopalitos, rajas, frijolitos con chorizo, de queso, de papa, de chilitos jalapeños rellenos de carne y queso, de picadillo, de carne deshebrada, de pollo, de camarón y hasta de chicharrón. Tacos pueden hacerse de lo que sea. El problema es la grasa que contiene cada taco y por supuesto el volúmen del contenido interior. Por eso creo que si es tanto el deseo y el antojo de comerse un taco, no hay nada mejor de que dicho taco sea casero. ¿Por qué?, porque así podemos decidir cuánta grasa le ponemos y cuánto relleno tendrá. Si tanto nos gustan los tacos pues adelante, pero no podemos de ninguna manera hacer una dieta de disminución, con una cantidad ilimitada de tortillas y de rellenos grasosos también. Lo que sí podemos hacer es calcular, 10 tortillas igual a 500 calorías o sea dos tacos por la mañana, cuatro en la comida y cuatro por la noche, el verdadero problema insisto no es la tortilla, es lo que lleva dentro. Un huevo tiene 70 calorías, y de uno podemos sacar tres tacos, los nopales son bastante bajos en calorías sobre todo si no contienen grasa, el queso panela es otra opción. Sin embargo lo más imporante es que el taco no esté frito, si lo doramos en aceite o manteca, la tortilla absorbe casi el doble de calorías con la grasa que le aplicamos y que la tortilla misma no contiene. Hoy hice una reflexión; si yo Liliana deseo comer tacos, y además me controlo al hacerlo, tal vez con doce tacos diarios sería suficiente para quedar satisfecha, por supuesto que además debería yo agregar verdura, como lechuga, tomate, cebolla, cilantro, repollo y por supuesto una deliciosa salsa con ajo, pero con poquito relleno y preparados al comal. También puedo proporcionarle a mi organismo unas cuatro porciones de fruta. Pero si se me ocurre dorar la tortilla en aceite y que mis taquitos estén bien crunchi o sea tronadores y duritos, pues ya sabrán, de dos mordidas me como un taco y cuatro nunca serán suficientes, como me gustan mucho, sería muy difícil parar. Por eso insisto: para ser flaca debo comportarme como una flaca, hacerle el feo a la grasa, sobre todo a la insana o sea a los ácidos grasos saturados (de origen animal), y a las grasas trans (las muy recalentadas y refritas). Uno de los aspectos que desespera y limita a todos quellos que quieren disminuin su grasa corporal, es la sola idea de no volver nunca a probar los alimentos que más les gustan, yo por eso dejo en claro que lo importante es la cantidad. No se trata de sufrir y pensar que nunca más podré comerme un taco, o un rozo de pizza o una hamburguesa, se trata de no abusar, de limitarse, de tener control. En una ocasión un paciente que no deseaba llevar una dieta, pero que quería bajar de peso me dijo que no podía comer cosas que no le gustaban, lo que le sugerí fué: sigue comiendo lo mismo pero limítalo a la mitad, el tipo disminuyó cerca de 30 kilos en 5 meses, siguió comiendo lo mismo pero la mitad. La comida es un regalo de Dios, es decir es un producto divino, cada quien y cada cual sabe que sería lo mejor para sí mismo, solo hay que controlar el comer con compulsión. Ya en otro artículo mencionaré los trucos para comer lo que nos gusta y además bajar de peso, y sobre todo disminuir la grasa corporal. Por lo pronto que les quede claro, nada es tan malo, todo depende, y depende de cómo lo llevemos a cabo. La vida se trata de ser feliz, a quién no le hace feliz un taco, una torta o un sandwich, pero el abuso es la verdadera situación a superar. Por lo tanto no es el tipo de comida, sino la cantidad. Vámosle poniendo un tope, total nada se pierde con procurar comer menos, si lo que comemos nos complace y nos gusta.Yo ya hice las paces con la tortilla. Finalmente no solo me gusta, sino que me encanta, y no es tan dañina si lo que lleva dentro es saludable y bajo en calorías.Liliana.
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