

No es nada sencillo abstenerse de toda la variedad de dulces, postres, platillos y botanas, que se sirven en cada uno de los eventos a los que acudimos, sin embargo nada perdemos con tratar de superar estas fechas, controlando y midiendo el consumo extra de calorías.
Una forma en la que yo trato de transmitir a mis pacientes la idea de bajar de peso es hacer conciencia de cada bocado que se vayan a comer. Es algo así como una técnica que me ha servido para conseguir que mis pacientes puedan tener el control de lo que comen y la cantidad del mismo.
Lo primero que hay que hacer, es iniciar el día respirando profundo y poniendo en nuestra mente la idea de concientizarnos de cada actividad que realizamos desde que nos levantamos por la mañana, hasta que nos acostamos por la noche. La finalidad de esto es vivir el aquí y el ahora. Siempre he dicho que la diferencia entre hacer algo y hacer lo mismo pero con conciencia, radica en el placer y la satisfacción que nos provoca. Cuando hacemos las cosas en automático, es muy posible que las hagamos bien, dado que se trata casi siempre de una rutina, pero si las hacemos dándonos cuenta no solo las haremos bien sino que además las disfrutaremos .
Una forma en la que yo trato de transmitir a mis pacientes la idea de bajar de peso es hacer conciencia de cada bocado que se vayan a comer. Es algo así como una técnica que me ha servido para conseguir que mis pacientes puedan tener el control de lo que comen y la cantidad del mismo.
Lo primero que hay que hacer, es iniciar el día respirando profundo y poniendo en nuestra mente la idea de concientizarnos de cada actividad que realizamos desde que nos levantamos por la mañana, hasta que nos acostamos por la noche. La finalidad de esto es vivir el aquí y el ahora. Siempre he dicho que la diferencia entre hacer algo y hacer lo mismo pero con conciencia, radica en el placer y la satisfacción que nos provoca. Cuando hacemos las cosas en automático, es muy posible que las hagamos bien, dado que se trata casi siempre de una rutina, pero si las hacemos dándonos cuenta no solo las haremos bien sino que además las disfrutaremos .
Los primeros días, enfrentaremos la dificultad de la falta de costumbre y habrá muchos momentos en que estemos haciendo una cosa y nuestra mente esté pensando en otra. Es cosa de disciplina. Si nos estamos bañando debemos repetirnos: “me estoy bañando”, en ese momento empezaremos a disfrutar del agua que cae desde nuestra cabeza hasta nuestros pies. Si saludamos a alguien debemos repetirnos: estoy saludando a “fulanita o a zutanito”, en nada cambia el tipo de saludo, pero la energía que recibe la persona cuando la saludamos así, es muy distinta a cuando solo lo hacemos por salir del paso. En el caso de la comida sucede algo similar, solo que en este caso no solo se disfruta más de la misma, sino que además es muy probable que sin hacer mucho esfuerzo nuestro cuerpo empiece a deshacerse de algunos kilitos de grasa extra y lo más extraordinario es que esto sucederá sin necesidad de llevar a cabo una dieta muy estricta.
No se trata de magia, se trata de un proceso que con solo llevarlo a la práctica da los resultados lógicos de aplicar la conciencia en el momento de ingerir nuestros sagrados alimentos.
Independientemente de que se trate del desayuno, el almuerzo, la comida, la merienda o la cena. Y sea el caso que la hayamos preparado nosotros, o alguien más en algún restaurant o reunión a la que asistimos, podemos llevar a cabo este procedimiento que seguro algún resultado positivo nos proporcionará.
Dicha técnica consiste en lo siguiente:
Primero que nada y una vez seleccionado lo que voy a comer debo hacer contacto visual con el alimento, es algo así como respetarlo. Debo observar mi plato y ver lo que en él, hay.
Debo repetir en mi mente mientras lo veo: “me voy a comer………esta carne, estas verduras, esta manzana, dependiendo de lo que se trate.
Respirar profundo cada vez que lleve un poco de comida a su boca, masticando muy despacio, mínimo el doble de veces que lo hacía antes, tratando de saborear cada bocado.
Por último tratar de tardar el doble de tiempo en ingerir los alimentos, de lo que regularmente lo hacíamos.
Si además procuramos seleccionar platillos con poca grasa y azúcar refinada, que incluyan más vegetales y frutas frescas, es casi seguro que aún sin dieta los kilos no solo no aparecerán sino que además uno que otro se irá sin hacer mayor esfuerzo.
Es curioso pero cuando sabemos que tenemos la libertad de elegir comer lo que se nos antoje, pero además llevamos a la práctica esta técnica de hacer conciencia, es increíble como de forma natural empezamos a ser más selectivos y prudentes al momento de comer.
Las preguntas más apropiadas que debemos hacernos al momento de escoger un alimento son las siguientes:
¿Cuánto nos nutre? Contiene agua, fibra, vitaminas, minerales, que clase de grasa o de azúcar es.
¿Qué tan natural es? Es un alimento procesado, envasado, contiene o no conservadores, cuánta energía vital nos aporta.
¿En realidad lo necesito? En ocasiones podemos dejar de lado alimentos que en realidad no teníamos necesidad de comer y que estuvimos a punto de consumir solo por el impulso de hacerlo.
Por último y esta es la más importante de todas las preguntas: ¿Qué tantos deseos tengo de comerlo?, porque si las ganas son muchas, no hay poder humano que nos haga desistir de la decisión tomada. De ser así siempre será ideal utilizar la técnica de hacer conciencia, ya que casi nunca falla.
Liliana.
No se trata de magia, se trata de un proceso que con solo llevarlo a la práctica da los resultados lógicos de aplicar la conciencia en el momento de ingerir nuestros sagrados alimentos.
Independientemente de que se trate del desayuno, el almuerzo, la comida, la merienda o la cena. Y sea el caso que la hayamos preparado nosotros, o alguien más en algún restaurant o reunión a la que asistimos, podemos llevar a cabo este procedimiento que seguro algún resultado positivo nos proporcionará.
Dicha técnica consiste en lo siguiente:
Primero que nada y una vez seleccionado lo que voy a comer debo hacer contacto visual con el alimento, es algo así como respetarlo. Debo observar mi plato y ver lo que en él, hay.
Debo repetir en mi mente mientras lo veo: “me voy a comer………esta carne, estas verduras, esta manzana, dependiendo de lo que se trate.
Respirar profundo cada vez que lleve un poco de comida a su boca, masticando muy despacio, mínimo el doble de veces que lo hacía antes, tratando de saborear cada bocado.
Por último tratar de tardar el doble de tiempo en ingerir los alimentos, de lo que regularmente lo hacíamos.
Si además procuramos seleccionar platillos con poca grasa y azúcar refinada, que incluyan más vegetales y frutas frescas, es casi seguro que aún sin dieta los kilos no solo no aparecerán sino que además uno que otro se irá sin hacer mayor esfuerzo.
Es curioso pero cuando sabemos que tenemos la libertad de elegir comer lo que se nos antoje, pero además llevamos a la práctica esta técnica de hacer conciencia, es increíble como de forma natural empezamos a ser más selectivos y prudentes al momento de comer.
Las preguntas más apropiadas que debemos hacernos al momento de escoger un alimento son las siguientes:
¿Cuánto nos nutre? Contiene agua, fibra, vitaminas, minerales, que clase de grasa o de azúcar es.
¿Qué tan natural es? Es un alimento procesado, envasado, contiene o no conservadores, cuánta energía vital nos aporta.
¿En realidad lo necesito? En ocasiones podemos dejar de lado alimentos que en realidad no teníamos necesidad de comer y que estuvimos a punto de consumir solo por el impulso de hacerlo.
Por último y esta es la más importante de todas las preguntas: ¿Qué tantos deseos tengo de comerlo?, porque si las ganas son muchas, no hay poder humano que nos haga desistir de la decisión tomada. De ser así siempre será ideal utilizar la técnica de hacer conciencia, ya que casi nunca falla.
Liliana.
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