Recordemos una actitud positiva y de agradecimiento ante la vida, es lo más importante para que todo lo que hagamos sea de provecho.
Lo primero que debemos hacer es planear ese día tan especial y elegir un sitio distinto a cualquier otro que frecuentemos con regularidad, de preferencia al aire libre, en el cual podamos caminar, trotar o correr por espacio de dos a tres o más horas, sin agotarnos y sin darnos cuenta, un cerro es ideal, porque caminas y subes, y sigues caminando, los paisajes nos distraen y sin darnos cuenta pasa el tiempo y una vez que estamos arriba pues necesariamente tenemos que bajar, si es posible debemos hacerlo con alguien más, si es en familia pues que mejor. Yo sugiero escoger sábado o domingo, o ambos, son los días en que no tenemos que cumplir con la rutina de escuelas y trabjo.

Posteriormente si queremos iniciar con ese día presenciando la salida del sol, pues ciertamente es la hora en la que recibimos la carga energética más significativa del día, debemos necesariamente dormir temprano, al rededor de las diez y media u once de la noche á más tardar, sería lo más conveniente. Posteriormente despertar al rededor de las seis, respirar profundo una buena cantidad de veces, luego levantarnos, estirar un poco el cuerpo, tomar un buen regaderazo con agua fresca, vestirnos apropiada y cómodamente dependiendo de la elección del lugar, tomar un desayuno que contenga algo de fruta, un poco de pan integral acompañarlo con un trozo de queso fresco y tomar agua o una deliciosa taza de café. Llevar una pequeña bolsa para cargar en la espalda que contenga lo indispensable para nuestras necesidades esta debe incluir agua y alguna fruta extra. Una vez que regresemos de ese tan estimulante período de divagación y ejercitación, hay que hacer con conciencia todo lo que vayamos a realizar el resto del día, mantener concientemente una actitud positiva sigue siendo el ingrediente más importante para terminar bien el día. Para la comida es preciso consumir alimentos como los vegetales y algo de proteínas como pollo, salmón o pescado, con muy poco contenido de grasa, sería estupendo que fueran preparados por nosotros mismos a la plancha, al horno o hervidos, bien sazonados y con buena presentación, para quienes quieren bajar de peso, y para los que no, pueden agregar arroz, pasta o papas, un poco de pan o tortilla para complementar. Comer con conciencia porciones pequeñas y bien masticadas. Dar gracias por los alimentos antes de comerlos, es una excelente técnica, que beneficia tanto al cuerpo como a nuestra mente y espíritu. Después de comer tomar un descanso ya sea una siesta, un rato viendo tele, o en la computadora etc. Por la tarde buscar un espacio para meditar, puede ser antes de cenar, poner en paz nuestra mente y escoger un sitio cómodo, sin ruido que nos permita estar en silencio y respirar poniendo especial en como entra y sale el aire de nuestro cuerpo a través de los pulmones. Para la cena podemos consumir de entrada fruta, y como plato fuerte puede ser un sandwich de aguacate con rebanadas de tomate, cebolla y trozos de lechuga, o bien dos quesadillas en tortilla de maíz preparadas al comal acompañadas de vegetales frescos aderezados con aceite de olivo, limón y vinagre. Podemos elegir llevar una dieta saludable y variada no una, o dos veces por semana, sino todos los días, es cuestión de darle el verdadero valor a los alimentos y dedicarle un poquito de tiempo a la planeación del menú de la semana. Es probable que al principio sea un tanto complicado, pero con el tiempo se vuelve simple. Una vez que experimentamos el bienestar de sentirnos con energía, y que se hace evidente lo maravilloso que nuestra vida cambia, que sentimos esa felicidad que conlleva tener un cuerpo sano y una mente clara, es imposible dejarlo.
Podríamos tener días saludables todos los días.
Liliana.
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